Una de las empresas más extraordinarias de las muchas que acometióOrtega y Gasset fue, sin lugar a dudas, la publicación -entre 1916 y1934- de los ocho volúmenes que conforman El Espectador, obra de laque se nutre esta antología. Frente a otros títulos de la producciónorteguiana, quizá más conocidos para el gran público, El Espectadortiene la innegable ventaja de ser su obra más personal y la que quizámás apela a la personalidad de sus interlocutores. En palabras delpropio autor, «una obra íntima para lectores de intimidad».