«Por fin he escrito mi novela más importante.» AlbertoVázquez-FigueroaUn valiente alegato contra la pobreza, el hambre y lainjusticia.Ochocientos cuarenta y dos millones de personas en el mundo no tienen suficiente para comer. La desnutrición mata a más de dosmillones y medio de niños cada año. Sesenta y seis millones de niñosvan todos los días con hambre a la escuela.Alberto Vázquez-Figueroapone el foco en el mayor problema de la humanidad, el hambre, en estanovela extraordinaria que es un valiente alegato contra la injusticia, la pobreza y las indignantes desigualdades que toleramos a diario.Los personajes que conquistaron a miles de lectores en su best sellerMedusa vuelven a desfilar por las páginas de Hambre , cuya accióntranscurre entre la indiferencia de los países occidentales y ladesesperada miseria del África subsahariana.Nota de AlbertoVázquez-Figueroa:
«No sé si esta será mi mejor o mi peor novela, pero esla única quedebería haber publicado porque gran parte de mi vida la dediqué aescribir sobre el tráfico de esclavos, la explotación infantil o elhambre que mata a millones de niños africanos, pero nunca comprendíque muchas de esas muertes podrían haberse evitado. En regionesarrasadas por devastadoras sequias aterrizan aviones cargados dearroz, maíz, harina o lentejas, alimentos cuyos destinatarios jamáspodrán digerir si carecen de agua. Lo que se consigue no es disminuirel problema sino multiplicarlo: pero cuando yo estaba en África no medaba cuenta. Cuando llegue al desierto tenía doce años, y meavergüenza haber tardado sesenta y cinco en comprender que resultaposible alimentar a esos millones de hambrientos con mucho menosesfuerzo y un poco más de sentido común. No es cuestión de hacermilagros, sino de utilizar unos medios que la naturaleza ha puesto anuestro alcance y que están deseando ser aprovechados.»