Tres voces dan tres vidas al relato del crimen acaecido en La pista de hielo: la de Gaspar, chileno con pretensiones de escritor; la de Remo, mexicano aspirante a poeta que ocupa sus noches como vigilante de un cámping, y la de Enric, político catalán embelesado por una bella y veleidosa patinadora.
Los testimonios de cada uno de ellos se entrecruzan y pugnan para hacerse con una verdad a la que solamente el lector, como un detective cada vez más salvaje que debe lidiar con el peso de la investigación, tiene acceso.
Los narradores, unidos en la tragedia y en el hastío existencial, dibujan con sus historias no solo la de un asesinato, sino la de un crimen contra su dicha que parece no tener fin.