Al relatar el episodio histórico del cautiverio en manos del PapaInocencio VIII (y luego de Alejandro VI, el Papa Borgia) del príncipeturco conocido como sultán Cem, Djem o príncipe Hixem (1459-1495), elautor ha sentido la natural piedad por aquel real personaje y sutriste destino. Perdió el sultanato a manos de su hermano y trasentregarse a los cristianos huyendo de su propia gente, se convirtiódurante años en rehén de la enemistad entre el Papado, los estadoscristianos y los temidos "infieles", y también de sus circunstanciales alianzas. Su muerte permanece envuelta en el misterio.