Es difícil entrar a la ciudad de Gandia (Valencia) por la N-332 y nogirar la cabeza al pasar ante una de las naves industriales másimponentes de la comarca de la Safor, Vicky Foods, o no deleitarse con el suave olor a vainilla que a veces desprenden las chimeneas de esta fábrica que nunca duerme. Desde fuera todo parece inmenso,espectacular, brillante, a veces reducido a una versión simplista dela fábrica que ha triunfado por hacer las famosas ?Glorias?, lasmagdalenas cuadradas. Pero ahora que he tenido la suerte de bucear enla intrahistoria de esta empresa familiar, he corroborado que nada delo que acontece en ella es por casualidad, o fruto del azar, o unaocurrencia. Su CEO, Rafa Juan, un hombre que se confiesa de Ciencias y amante de la tecnología, se ha enfrentado al papel en blanco paraescribir una historia muy humana, plagada de luces y sombras, deéxitos y fracasos, de confrontación a veces familiar, a vecesempresarial, de errores y aciertos. A través de Una dulce historia, Rafa Juan narra los orígenes de unpequeño negocio convertido en un gigante del sector alimentario y ante todo honra la figura de sus padres, Antonio Juan y VictoriaFernández, el hombre creativo, ambicioso y optimista, la mujerconstante, realista y conservadora, ?la amalgama perfecta?, dice RafaJuan, para que la empresa saliera adelante. El libro que tiene en sus manos empieza con una bellísima historia deamor que une al pequeño pueblo de Malvedo (Asturias) y al municipio de Villalonga (Valencia). Tres generaciones después, aquella uniónsurgida de la forma más inverosímil ha extendido sus redes por mediomundo, hasta donde llega el trabajo y el esfuerzo del equipo humanoque conforma la gran familia de Vicky Foods.
Es difícil entrar a la ciudad de Gandia (Valencia) por la N-332 y nogirar la cabeza al pasar ante una de las naves industriales másimponentes de la comarca de la Safor, Vicky Foods, o no deleitarse con el suave olor a vainilla que a veces desprenden las chimeneas de esta fábrica que nunca duerme. Desde fuera todo parece inmenso,espectacular, brillante, a veces reducido a una versión simplista dela fábrica que ha triunfado por hacer las famosas ?Glorias?, lasmagdalenas cuadradas. Pero ahora que he tenido la suerte de bucear enla intrahistoria de esta empresa familiar, he corroborado que nada delo que acontece en ella es por casualidad, o fruto del azar, o unaocurrencia. Su CEO, Rafa Juan, un hombre que se confiesa de Ciencias y amante de la tecnología, se ha enfrentado al papel en blanco paraescribir una historia muy humana, plagada de luces y sombras, deéxitos y fracasos, de confrontación a veces familiar, a vecesempresarial, de errores y aciertos. A través de Una dulce historia, Rafa Juan narra los orígenes de unpequeño negocio convertido en un gigante del sector alimentario y ante todo honra la figura de sus padres, Antonio Juan y VictoriaFernández, el hombre creativo, ambicioso y optimista, la mujerconstante, realista y conservadora, ?la amalgama perfecta?, dice RafaJuan, para que la empresa saliera adelante. El libro que tiene en sus manos empieza con una bellísima historia deamor que une al pequeño pueblo de Malvedo (Asturias) y al municipio de Villalonga (Valencia). Tres generaciones después, aquella uniónsurgida de la forma más inverosímil ha extendido sus redes por mediomundo, hasta donde llega el trabajo y el esfuerzo del equipo humanoque conforma la gran familia de Vicky Foods.