Un hombre narra la experiencia personal de la autora con el poetagriego y líder de la resistencia al régimen militar Alekos Panagoulis, desde su liberación tras varios años de cárceles y torturas hasta suasesinato, en misteriosas circunstancias jamás esclarecidas, en 1976.El libro es un paréntesis romántico, un soplo de aire fresco en unmomento en que el trabajo de la autora era eminentemente periodístico. Fallaci, para quien «un hombre debe ser valiente para conquistarme»,sucumbe ante este torturado personaje, al que define como «un cristocrucificado nueve veces». He aquí la eterna leyenda del héroe que sebate solo, pateado, vilipendiado, incomprendido. La eterna historiadel hombre que rechaza plegarse a las iglesias, a los temores, a lasmodas, a los esquemas ideológicos, a los principios absolutos vengande donde vengan, se revistan del color que sea, del hombre que predica la libertad. La eterna tragedia del individuo que no se adapta, queno se resigna, que piensa por su cuenta, y que paga por ello con suvida.