El universo de estas ficciones, parcas en palabras, refleja nuestravida actual, sobrada de prisas y estrés, al ritmo frenético detwitters y whatsapps. Frente a la mirada rutinaria de este mundo absurdo y caótico, lamicroficción, decidida partidaria de la filosofía del asombro, alza su voz rebelde y fascinada ante tanta arbitrariedad del mundocircundante para despertar la sonrisa cómplice del lector. El microrrelato, mejor, quienes los escriben se refugian, una paradoja más, en una nube de ficción de la que no hacen caer gotas de lluviani nieve, sino paraguas, caramelos, tacitas de café, personajes,piezas sueltas de un rompecabezas que los lectores han de componer. De ese modo acaban teniendo sentido.
El universo de estas ficciones, parcas en palabras, refleja nuestravida actual, sobrada de prisas y estrés, al ritmo frenético detwitters y whatsapps.
Frente a la mirada rutinaria de este mundo absurdo y caótico, lamicroficción, decidida partidaria de la filosofía del asombro, alza su voz rebelde y fascinada ante tanta arbitrariedad del mundocircundante para despertar la sonrisa cómplice del lector.
El microrrelato, mejor, quienes los escriben se refugian, una paradoja más, en una nube de ficción de la que no hacen caer gotas de lluviani nieve, sino paraguas, caramelos, tacitas de café, personajes,piezas sueltas de un rompecabezas que los lectores han de componer. De ese modo acaban teniendo sentido.