En un solo volumen, todos los cuentos de una de las escritoras máspersonales de la literatura española del siglo XX. «Martín Gaite era una bebedora de sueños, por eso su realismo es detan alta calidad. Paul Éluard decía: ,Hay otros mundos, pero están eneste,. Y añadía: ,Hay otras vidas, pero están en ti,. Podría ser unabuena definición de la mirada de Carmiña».MANUEL RIVAS«Todos los libros de Martín Gaite son una conversación, pues para ella escribir nunca fue distinto a hablar. Hablar con alguien ausente,puede que desconocido, pero, en definitiva, una conversación en todaregla».GUSTAVO MARTÍN GARZO«No resulta fácil encontrar, en la logia mayor de la literaturaespañola contemporánea, una observadora de la cotidianidad tan aguda,profunda y lúcida como Carmiña Martín Gaite. Nadie como ella parareparar en ese detalle, aparentemente nimio, que revela unadependencia, subraya un ejercicio de poder, señala con el dedo unterror, un ataque de angustia o de soledad».LUIS ALBERTO DE CUENCA«Esta edición reúne todos los cuentos de Carmen Martín Gaite desde suprimera juventud hasta los últimos años de su vida. Los cuentosjuveniles publicados en la revista Trabajos y Días revelan laspreocupaciones existenciales de la primera fase de su obra. Losúltimos confirman la libertad imaginativa y la capacidad deexperimentación de quien ya había consolidado su trayectoria literaria con un doble reconocimiento de público y premios. El cuento fue un género decisivo en la formación de la escritorasalmantina y lo cultivó, con mayor o menor intermitencia, a lo largode toda su singladura. El hilo de continuidad de su narrativa brevefue la extrañeza ante lo cotidiano. El cuento respondió a su amor portodo lo inaprensible, por atender a un trozo de vida irrelevante y por explorarlo demoradamente. Fue sin duda un formato propicio por su brevedad para recoger, através de la técnica del apunte impresionista, el tono menor de laexistencia, ese material minúsculo y en continua mudanza al quecuadran mal las nociones de principio y final. Por ello el relatobreve frente a la novela tendrá otro tempo, donde no es preciso buscar antecedentes ni fijar consecuentes».Del prólogo de JOSÉ TERUEL