Ofilwe y Fikile tienen la misma edad y viven en el mismo país.Aparentemente, comparten también una misma cultura. Pero en laSudáfrica de principios de los noventa las diferencias son todavíaabismales incluso entre diferentes comunidades dentro de la poblaciónnegra. Ofilwe ha llevado una vida sin complicaciones, diríase queprivilegiada: su familia ha prosperado, ha recibido una buenaeducación y ha crecido rodeada de comodidades. En el argotsudafricano, ella es una coconut: negra por fuera y blanca por dentro, como la nuez de coco. Y eso implica una diferencia culturalinsalvable con respecto a las chicas como Fikile, que viven en losmárgenes de las grandes ciudades, en chabolas, y que sufren toda clase de desigualdades derivadas de la antigua discriminación racial, peroque crecen dentro de una comunidad fuerte y unida que las apoya y lasprotege.Ofilwe y Fikile aspiran a objetivos prácticamente opuestos: laprimera, que ha sido educada en la cultura blanca, no sabe cómoconectar con otras personas de su misma raza, Fikile, por su parte,lucha por escapar del gueto y emprender el camino vital que laconvierta, en la medida de lo posible, en una coconut.En su primera novela, la joven escritora Kopano Matlwa abordó uno delos conflictos culturales más profundos de su país: el largo caminohacia la normalidad de la primera generación born free en Sudáfrica,aquella que creció en libertad tras el final del apartheid. Un caminodifícil y que, en muchos momentos, resultó ser una gran mentirasocial, como reflejan las historias de estas dos protagonistas: aunque crecen en una sociedad en la que poco a poco se van borrando lasdiferencias entre negros y blancos, ambas sufren las consecuencias del pasado y se ven incapaces de librarse de los estereotipos raciales ysociales que todavía atenazan a una población que lucha por sanar susheridas.