Para Vladimir Nabokov fueron las mariposas. Para John Cage, las setas. Para Sylvia Plath, las abejas. Son muchas las personas creativas quehan encontrado en la naturaleza esa pasión que puede nutrirnos yrepararnos de nuestro día a día.Un invierno, Kyo Maclear se sintió perdida. Poco antes, su padre había enfermado. Ella ya no se veía capaz de escribir, y el trabajo noaportaba sentido a su vida. Pero entonces conoció a un músicoapasionado por los pájaros que le demostró cómo, a través de laobservación de las aves, podía conseguir que sus preocupaciones sedesvanecieran. Kyo acompañó al músico durante un año en susexpediciones ornitológicas. Los sonidos de los pájaros le recordabanla necesidad de levantar los ojos y contemplar el mundo, de agudizarel oído. Empezó a apreciar los espacios naturales de las ciudadesdonde vivimos, descubrió que esos momentos la ayudaban a conseguir una vida plena y a superar la ansiedad. Esta es la historia de unarecuperación a partir de aquello que muchas veces pasadesapercibido.Un libro intensamente inspirador sobre cómo nuestras pasiones nosdefinen, sobre la maravillosa desconexión de la rutina que nos regalan nuestras aficiones y sobre la reconexión con uno mismo. Unameditación íntima y delicada acerca de la creatividad y la vida, quese lee como una guía práctica de todas las cosas pequeñas peroconstantes y significativas.