Al terminar su formación en un hospital de Londres, el joven señorHarrison acepta un puesto de ayudante de médico rural en la pequeñaciudad de Duncombe. Y, aunque el recién llegado se fija inmediatamente en Sophy, la hija del párroco, no tardará en convertirse en el centro de una equívoca red de expectativas y decepciones que pondrá a prueba su paciencia? y también su vanidad. En Las confesiones del señorHarrison (1851) se percibe ya el interés de Elizabeth Gaskell portrazar, a su manera, una «historia de la vida doméstica enInglaterra», como había sido intención, aunque nunca llegara aescribirla, del poeta romántico Robert Southey.