Entre 1943 y 1944, en el París ocupado, el autor perdió a toda sufamilia (madre, padre, una hermana de escasos meses, abuelos paternos, tíos), detenida en distintos momentos y enviada a Auschwitz traspasar por el campo de internamiento de Drancy. A Marcel Cohen le salvó que, durante una redada, él jugaba en el parque con Annette, la joven criada bretona de la familia paterna. Tenía cinco años. Mucho tiempodespués, alejándose de todo rasgo ficticio, Cohen relata lo que hapodido averiguar de sus familiares desaparecidos: la juventud de lamadre en Estambul, su coquetería, el agua de colonia que utilizaba supadre, las rocambolescas vidas de los tíos? Y lo hace a partir de algo muy pequeño: los escasos objetos y fotos que sobrevivieron. Ante unaimagen de su padre tocando el violín, una pequeña huevera o uncaballito cosido a mano, es decir, objetos y hechos, y un puñado derecuerdos, Cohen reconstruye las vidas truncadas de aquellos que nosobrevivieron a la barbarie.