Segunda entrega del nuevo hito literario en cuatro volúmenes de KarlOve Knausgård: continúa explicando el mundo a la hija que por finnace. «29 de enero. Estoy sentado en una silla, debajo de la ventana,en una habitación del hospital de Helsingborg. (...) Naciste ayer porla tarde y todo salió bien, aunque llegaste con más de un mes deantelación. (...) Estuviste despierta tal vez durante una hora después de nacer, me mirabas fijamente con tus ojitos negros (...). Sentir el calor de tu cuerpo contra el mío, percibir tu olor, que era tandelicioso y tan parecido al de tus hermanos, me llenó de la alegríamás grande que he sentido jamás.» Con esta carta a la hija reciénnacida culmina el segundo volumen del Cuarteto de las estaciones deKarl Ove Knausgård. Sigue el mismo esquema del precedente, al quecompleta: dos cartas escritas a la hija durante los últimos meses degestación y otra redactada el día de su llegada al mundo enmarcan unanueva entrega de la particular enciclopedia personal del escritor para explicarle a la niña el entorno en el que va a vivir.Mientras esperaexpectante la llegada de su hija durante la estación más fría ymelancólica, el autor ?combinando lo autobiográfico y lo universal?explora temas como la primera nieve, los sonidos invernales, losregalos de Navidad, el frío y Papá Noel, pero también el deseo sexual, los cepillos de dientes, los trenes, los funerales, los átomos, elazúcar, la década de los setenta, los autobuses y autocares, las tapas de alcantarilla, los botines, las ventanas, el cerebro o lasrutinas... La sucesión de temas da pie a evocaciones íntimas, toquesde humor y reflexiones filosóficas más o menos heterodoxas. Knausgårdposee una portentosa capacidad para hacernos redescubrir a través dela escritura todo cuanto nos rodea como si también nosotros fuéramosniños viéndolo todo por primera vez.