El monarca castellano Enrique III, en su propósito de buscar aliadoscontra la expansión de los ejércitos turcos, cuya amenaza se cernía ya sobre Europa, envió en 1403 una embajada a Tamerlán, el señor deSamarcanda, que un año antes había derrotado y hecho prisionero alsultán Bayaceto en la batalla de Angora.
Tamerlán, o Tamorlán como es citado en este texto, era un caudillomilitar de origen turco-mongol que, al igual que Gengis Khan, conquien se le ha comparado, templó sus primeras armas al frente de unapartida de aventureros y salteadores, llegando a alcanzar una granreputación como guerrero, gracias a la cual, en poco más de dosdécadas, logró reunir un poderoso ejército con el que erigió unImperio que se extendía desde Delhi hasta Moscú, y desde la fronteraseptentrional china hasta Anatolia, conquistando ciudades como Delhi,Bagdad o Damasco.
Al frente de la expedición diplomática de Enrique III a Samarcanda, la capital del Imperio del Gran Tamerlán, marchó Ruy González deClavijo. El viaje se prolongó por espacio de tres años y su detalladorelato fue escrito a su regreso, en 1406. La minuciosidad de susdescripciones, sus noticias históricas, geográficas e inclusoantropológicas, hacen de esta obra una de las más apreciadas por losorientalistas e historiadores que destacan la curiosidad eimparcialidad del narrador, así como su sobriedad y claridad deestilo. Todo lo cual convierte a la Embajada a Tamerlán en uno de loslibros de viaje más amenos e interesantes, además de precisos, de laliteratura medieval española.