Darme cuenta de que seguía colada por Jax fue un mal trago. Solo había formado parte de mi vida cinco semanas, hacía dos años. Pero ahorahabía vuelto. Se había entrometido en un acuerdo de negocios que mehabía costado mucho conseguir. Y, Dios mío, estaba guapísimo. Sus ojos eran de un marrón tan oscuro que parecían casi negros. Rodeados pordensas pestañas, eran de una intensidad impactante. ¿De veras mehabían parecido alguna vez dulces y tiernos? Jackson Rutledge no tenía nada de tierno. Era un hombre experimentado y cruel, hecho de unapasta muy dura. En ese momento comprendí cuánto deseaba desvelar elmisterio de Jax. Tanto que no me importaba lo que fuera a costarme.
Jax estaba en su elemento en las altas esferas donde se mezclaban elglamour, el sexo y la riqueza. Pero esta vez yo conocía las reglas del juego. En el implacable mundo de los negocios imperaba una máxima por encima de todas: mantén cerca a tus enemigos, y a tus examantes, aúnmás cerca.
Sylvia Day, autora bestseller del New York Times, es una de lasescritoras más populares de Estados Unidos.